Las Clases, ¿en casa o en el colegio?

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martes, 18 de junio de 2013

Medio centenar de familias vascas educa a sus hijos en casa al margen de la escuela tradicional

http://www.noticiasdegipuzkoa.com/2013/06/16/sociedad/euskadi/medio-centenar-de-familias-vascas-educa-a-sus-hijos-en-casa-al-margen-de-la-escuela-tradicional


DONOSTIA. Medio centenar de familias vascas está educando actualmente a sus hijos en casa, al margen del sistema escolar tradicional. Se trata de una opción minoritaria, pero que va ganando adeptos en la medida en que el sistema educativo actual se revela "ineficaz" para las necesidades que estas personas plantean. "No nos posicionamos en contra de la escuela tradicional, pero existe un mundo de posibilidades diferentes, y en Donostialdea apenas hay escuelas libres". Las psicopedagogas Kati y Lorea Illarramendi acaban de constituir una asociación educativa llamada "Besoinguru Natura Eskola", con la idea de implantar en Gipuzkoa una metodología alternativa al sistema tradicional.
No quieren someter a los chavales a un curriculum, ni a los métodos de enseñanza tradicionales, en los que impera el memorismo y la evaluación. Estas profesionales, que trabajan en la red educativa pública, aseguran que prácticamente no hay donde elegir. "Mi implicación e impulso por crear este proyecto surge cuando me convierto en madre y veo que no tengo nada que ofrecer a mi niño en Donostia, en coherencia con lo que creo y conozco. A un niño, por ejemplo, no le tienes que enseñar a ser curioso. Hay que dirigirle lo menos posible, respetando el juego y sus propios ritmos", expresa Illarramendi.
Entre los fines de la nueva asociación se encuentra ofrecer "un espacio educativo de descubrimiento y aprendizaje que respete los procesos de vida", para lo cual sus promotoras están buscando actualmente la infraestructura necesaria. Facilitan un contacto para cualquier persona que pueda estar interesada: www.besoinguru@hotmail.es, o bien el teléfono 660 056 988.
La Constitución reconoce el derecho a crear centros de enseñanza, pero el gran handicap que encuentran estas escuelas libres es el enorme número de requisitos que es preciso cumplir, en los que se exige unas infraestructuras que se traducen en un enorme desembolso económico.
ÚLTIMO RECURSO La doctora de la UPV/EHU, Madalen Goiria, que ha realizado una tesis sobre este tema, sostiene que en el País Vasco, en realidad, hay mayor interés por las escuelas libres que por la educación en casa. "Creo que esta última es un último recurso. La gente, en realidad, quiere una educación libre en una escuela libre que les ofrezca la posibilidad de homologar posteriormente sus estudios. El problema es que al no poder conseguir eso, frecuentemente por motivos económicos, se ven obligados a educar en casa".
Gipuzkoa acoge en los últimos tiempos alguna que otra iniciativa similar, si bien no es habitual que este tipo de sistemas de enseñanza hagan excesiva publicidad, teniendo en cuenta la barrera legal que encuentran una vez que el menor cumple seis años, cuando se hace obligatoria la escolarización.
Paradójicamente, según apunta Goiria, todos los supuestos en los que se ha perseguido la práctica de la educación en familia a través de la vía penal, se ha producido el sobreseimiento y archivo de las actuaciones basado en que los menores educados en familia "demuestran una madurez y adquisición de conocimientos semejante a cualquier otro menor de su edad", además de que en todos los casos estas familias han podido demostrar que los menores tienen satisfechas todas sus necesidades, tanto físicas como psicológicas, y que en ningún caso se encuentran en situación de desamparo. "No olvidemos que en la jurisprudencia imperante, la desescolarización es un simple indicio de que el menor se podría encontrar en una situación de riesgo. Pero hace falta, además, demostrar una segunda condición: cual es la situación de daño producido al menor por la situación en que se encuentra", advierte.
En Gipuzkoa, uno de los casos más conocidos fue el de Ketty Sánchez y su marido, contra quienes la Fiscalía de Menores de Donostia llegó a abrir diligencias, que han sido archivadas, por no escolarizar a sus hijos en 2007. La madre, incluso, tuvo ocasión de explicarse junto a otros padres partidarios de la educación en casa ante la Comisión de Educación del Parlamento Vasco.
A este respecto, explica la doctora de la UPV/EHU que las familias que deciden educar en casa responden a una variada casuística. Las hay quienes matricularon en su día a sus hijos y tuvieron que desescolarizarlos por diferentes motivos, casos que "la Administración tiene en cuenta".
La familia de Ketty responde a ese perfil. "El caso es que hace años yo ya me había planteado la educación en casa. Pregunté en el colegio de mis hijos sobre la posibilidad de educarlos en casa y presentarles sólo a los exámenes. La respuesta fue dirigirnos a Educación. Llamé al Ministerio de Educación y la respuesta fue negativa, me dijeron que no se contemplaba la educación en casa y que no podíamos hacerlo. Así que en esos momentos dejé de perseguir ése deseo", detalla la madre en el blog abierto por la familia, educarencasa.org.
Con el tiempo, según reconoce, las circunstancias prácticamente le obligaron a decantarse por este sistema educativo. "Mi hija de 12 años y el de 6 años iban al mismo colegio y la de 8 años y el de 10 años iban a otro centro. Estuve hablando con el delegado de Educación territorial de San Sebastián, y también con los encargados de Educación en Irun para poder reunir a mis 4 hijos en el mismo colegio. Tras dos años me daban la misma respuesta: "No hay plaza en el colegio que Ud. pide".
Como no podía dividirse en dos, dice, ella y su marido optaron por llevarse a dos de sus hijos de uno de los colegios y escolarizarlos. Corría enero de 2007. "Para cuando tomamos esta decisión ya nos habíamos puesto en contacto con otras familias en España que hacían lo mismo. Desde enero hasta junio de 2007, estuvimos dándoles clase en casa y la experiencia fue estupenda, por lo que entonces decidimos que éste sería el sistema que usaríamos con los 4 hijos".
DESPROTECCIÓN Se trataba, además, de un sistema que tanto a su marido como a ella les encajaba a la perfección, un sistema al que también se acogen otros padres y madres en el territorio. "Tuvimos una entrevista con una psicóloga de protección de menores de los servicios sociales del Ayuntamiento de Donostia por la desescolarización de nuestro hijo", dice otra de las familias. "Cuando entramos, la entrevista se centraba en que habíamos cometido una falta grave de desprotección. Media hora después, la psicóloga entendió perfectamente nuestras razones y nos dijo que no solo no estábamos desprotegiendo al niño, sino que lo que habíamos hecho era para protegerlo". El caso de esta otra familia también ha sido cerrado.
La doctora Goiria se ha propuesto realizar un estudio empírico para saber qué tipo de familias son las que deciden educar en casa y por qué. En su trabajo ha podido conocer a los que ella denomina "pioneros", generalmente de origen extranjero, con una ideología anticonsumista por la cual decidían educar a sus hijos fuera del sistema. "En cambio, en la actualidad el perfil de las familias es otro. Destacan las que deciden educar en casa porque el sistema educativo no ha podido responder a sus necesidades, bien sea porque sus hijos sufren fracaso escolar, bullyng o falta de adaptación por diferencias culturales, por ejemplo".
Goiria destaca que las familias se encuentran en una situación difícil debido a la falta de reconocimiento de la opción. "Sin embargo -propone- las soluciones podrían derivarse del análisis de la normativa de algunos de los ordenamientos jurídicos europeos, en los que sí está reconocida esta posibilidad".
Una de las posibles soluciones propuestas por la doctora es el Flexi schooling o educación a tiempo parcial. Se trata de una propuesta nacida de en Gran Bretaña, dirigida tanto a las familias que escolarizan como a las que educan en casa. "Así, los alumnos y alumnas reciben parte de la formación en el centro educativo, junto con sus compañeros y, y completan su educación en el hogar".
Goiria reconoce que implantar la escolarización a tiempo parcial exigiría realizar unos cambios dentro del sistema, "pero tampoco son cambios radicales. De hecho, la Constitución española no dice que la escolarización sea obligatoria y presencial; lo que es obligatorio, de los 6 a los 16 años, es la educación". Así, defiende la doctora que la educación en los domicilios y la escolarización no tienen por qué ser visiones antagónicas de la educación.